Todo comienza recolectando el vidrio, que generalmente es reciclado, pues en las vidrierías donde cortan ventanales y piezas grandes, desperdician muchos retazos que son el origen de nuestras creaciones.
Los colores se forman a partir de óxidos de metales y pigmentos. Para cada pieza se necesitan dos vidrios del mismo tamaño.
Cuando la temperatura, dentro del horno, alcanza aproximadamente los 800 Grados Centígrados (comienza a fundirse el vidrio) las piezas se fusionan y los metales y pigmentos reaccionan estallando en colores.
Algunos metales, al cambiar su composición liberan oxígeno, este queda atrapado entre las dos capas de vidrio y así es como se forman las burbujas.
Abrir el horno siempre resulta una sorpresa!. La transformación es total y algunas burbujas juguetonas crean sus propios diseños.
Nos gusta mucho la originalidad y por eso creamos piezas especiales que luego combinamos con macramé y maderas.
Reciclado, cortado y pintado a mano, cada pedacito de vidrio tiene otra oportunidad para brillar!